La derecha chilena, en una crisis identitaria tras el triunfo de Boric
SANTIAGO DE CHILE/Santiago de Chile, 24 mar (EFE).- Tres meses después de la contundente victoria del progresista Gabriel Boric en las presidenciales de diciembre, la derecha chilena sigue sin encontrar su rumbo, enfrascada en una profunda crisis identitaria que vive estos días un nuevo capítulo.
La elección el pasado 11 de marzo del nuevo presidente del Senado, el socialista Álvaro Elizalde, abrió una grieta en la coalición Chile Vamos, con la que el expresidente Sebastián Piñera llegó al poder en 2018 e integrada por Renovación Nacional (RN), Unión Demócrata Independiente (UDI) y Evópoli.
Luego de que senadores de la UDI y Evópoli votaron por Elizalde y no por Manuel José Ossandón (RN), el gran partido de la centroderecha chilena se declaró en "estado de reflexión profunda" y hasta finales de abril analizará su permanencia en la coalición.
"Lamentablemente, con su decisión, la UDI y Evópoli no sólo cometieron un error político, estratégico y aritmético que impidió a Chile Vamos obtener la presidencia del Senado, sino que también hipotecaron las lealtades y el destino del bloque", dijo RN en un duro comunicado.
UNA COALICIÓN CON DOS ALMAS
Se trata de uno más de los muchos desencuentros que han protagonizado los partidos de Chile Vamos desde que su candidato en las pasadas presidenciales, el exministro independiente Sebastián Sichel, no consiguió pasar a segunda vuelta.
El bloque tuvo que apoyar al ultraderechista José Antonio Kast, líder del Partido Republicano y quien perdió con un 44,1 % frente a un 55,8 % contra el progresista Gabriel Boric, el presidente más joven y más votado de la historia chilena, con 4,6 millones de votos.
La falta de nuevos liderazgos y de un proyecto político que convenza como alternativa a la izquierda son las principales causas de una crisis que parece estar lejos de solucionarse, según expertos.
"Probablemente, es uno de los momentos más complejos de la coalición de centroderecha. Si no cambian el rumbo, el panorama es bastante oscuro", dijo a Efe Juan Pablo Araya, de la Universidad Estatal de O'Higgins.
Para el experto, una de las principales causas de esta crisis es la desconexión que existe entre las "dos almas" del conglomerado, una más identitaria y extrema, a la que no le costó votar por el ultracatólico y pinochetista Kast, y otra más social.
"Por un lado, tenemos un grupo más progresista que se ha unido a la izquierda para votar proyectos como los retiros anticipados de las pensiones o el matrimonio igualitario y, por otro lado, otro bloque que simpatiza con los republicanos", agregó.
Chile Vamos es, por tanto, "una coalición en recomposición", con otro partido "que le mete presión desde afuera, principalmente a la UDI" y con RN "fuertemente tensionado por diferentes corrientes internas", indicó por su parte a Efe Julieta Suárez-Cao, de la Universidad Católica.
¿EL FUTURO PASA POR KAST?
La integrante de la Red de Politólogas rechaza una incorporación del Partido Republicano en la coalición y cree que la irrupción de los republicanos es "más un síntoma que una causa" del desgaste de Chile Vamos.
En la misma línea se manifestó Gonzalo Müller, de la Universidad del Desarrollo, para quien el fenómeno de Kast "es señal de la fragmentación de la política chilena en los últimos años".
Una fragmentación que ya vivió la izquierda con el Frente Amplio de Boric, que desbancó a la antigua Concertación que gobernó tras el retorno a la democracia y hasta la llegada de Piñera para su primer mandato en 2010.
Claudio Alvarado, del Instituto de Estudios de la Sociedad (IES), considera que el futuro de Chile Vamos "está en desarrollo" y que sus nuevos liderazgos se irán definiendo en función de la actuación del nuevo Gobierno -que no tiene mayoría parlamentaria- y del avance de la convención constituyente.
"El Gobierno de Piñera quedó muy golpeado, no salieron muchas figuras con proyección de ese gabinete, a lo que hay que sumarse el recambio generacional que demanda la sociedad", afirmó a Efe el director del think-tank liberal.
Pese a la derrota en las presidenciales, Müller cree que la derecha no está en sus horas más bajas y asegura que tocó fondo en la ola de protestas de 2019, las más graves desde la dictadura militar, y en las elecciones del pasado mayo para elegir a los convencionales que están escribiendo la nueva Constitución, cuando solo sacó 37 de los 155 escaños.
"Hay que mirar el futuro de manera realista, porque fue una gran derrota presidencial, pero sabiendo también que la derecha aún es competitiva. A nivel parlamentario, Chile Vamos mantuvo su fuerza", indicó a Efe.
María M.Mur